En 1943, Enrique Ernesto contrajo matrimonio con Cecilia Bunge. Más tarde llegaría a los Estados Unidos, enviado por la Marina de Guerra para estudiar Meteorología. En aquel país ingresó como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau, conociendo al mismo tiempo a un sacerdote que lo fue introduciendo en la evangelización de la clase empresarial.
Ya comprometido con la misión evangelizadora, Enrique regresa a la Argentina y se incorpora a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano. En 1946 el Episcopado le encomendó organizar la ayuda a Europa tras la Segunda Guerra Mundial, mientras que paralelamente, Shaw se reunía con empresarios amigos en procura de “ser más y mejores cristianos”.
Es entonces cuando funda ACDE, iniciando un activo servicio a favor de la evangelización de los empresarios. En pleno servicio de la evangelización, le descubren un cáncer en etapa avanzada, algo que no fue impedimento para participar en congresos y conferencias en América y Europa sobre la misión de los hombres de empresa desde la perspectiva cristiana.
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