Un equipo de médicos en un hospital de Estados Unidos implantó una tráquea a una pequeña niña de dos años de edad, que nació sin este órgano, y que ha sido generada a partir de células estaminales tomadas de la médula ósea de la pequeña, una técnica que no conlleva problemas éticos como los que sí se presentan con células estaminales embrionarias.

Hannah Warren no podía respirar, comer o beber desde que nació en 2010 en Corea del Sur. Eso va a cambiar ahora luego que los médicos generaran una tráquea de 7,5 centímetros que le fue implantada el 9 de abril en una cirugía que duró 9 horas.

En declaraciones a la cadena televisiva ABC en Estados Unidos, Darryl Warren, el padre de la pequeña, dijo que "estamos sumamente bendecidos y agradecidos por tener esta oportunidad para Hanah. Si ella puede ayudar a otro niño con esa misma condición, con células estaminales, pues esa es ahora la ayuda que ella puede ofrecer".

Warren dijo además que "todo esto es muy bueno. Uno sueña con el futuro de un hijo. Uno espera que ellos sean felices y saludables. Y si ella puede ser feliz, estar saludable y ser además una pionera, entonces es fantástico".

A su turno, uno de los médicos entrevistado por la misma cadena televisiva explicó que con este procedimiento "lo mejor es que se toma su propio tejido (de la niña) y se hace que se acomode por sí mismo. Entonces no hay preocupaciones éticas para nada. Es como una operación de cirugía plástica. Es como si se conservara parte de su sangre antes de una operación".

"Lo que hacemos es tomar la médula ósea y le damos la plataforma necesaria para que se genere el tejido", agregó.

En una declaración desde el Hospital de Niños de Illinois, Darryl Warren señaló que "todo lo que siempre hemos querido desde que Hannah nació es que podamos llevarla a casa y ser una familia normal".

El Dr. Paolo Macchiarini, profesor de cirugía regenerativa del Instituto Karolinska de Estocolmo y líder del equipo que realizó la operación, explicó que este implante traspasa fronteras al "eliminar la necesidad de un donante humano y una vida de medicinas inmunosupresoras".

Macchiarini dijo además que "lo más sorprendente, que para una niña pequeña es un milagro, es que este implante no solo le ha salvado la vida, sino que eventualmente le permitirá comer, beber y tragar, incluso hablar como cualquier otro niño normal".

"Pasará de ser casi una prisionera virtual en una cama de un hospital a jugar con su hermana (Dana de 4 años de edad) y disfrutar una vida normal, que es algo hermoso", añadió el especialista en una declaración del University of Illinois College of Medicine de Peoria, en el estado de Illinois.

"El caso de Hannah es un gran ejemplo de cómo la comunidad internacional puede trabajar junta para salvar la vida de un  niño", dijo otro de los médicos que participaron en la cirugía, el Dr. Mark Holterman.
Hannah aún está en recuperación con la ayuda de neumólogos, terapeutas de la respiración y del habla, según indica el hospital.