El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, el laico Guzmán Carriquiry, afirmó que "no hace falta una teología de la liberación" para cuidar a los pobres, sino basta con vivir el Evangelio, "el abrazo de la caridad, el testimonio conmovido de sí".

El laico uruguayo hizo esta afirmación durante un encuentro convocado por el movimiento Comunión y Liberación en la ciudad de Rímini, al norte de Italia, el pasado 21 de agosto, donde también dijo que la Iglesia requiere "liberar" la fe de "incrustaciones mundanas" para volverla nuevamente atractiva.

"Seguramente ya sus predecesores han iniciado un progresivo desmantelamiento de la pesadez real de la curia. Juan Pablo II prefería estar por las calles del mundo que el Vaticano. Y Benedicto XVI disparó rayos contra el carrerismo, el clericalismo, la mundanidad, la división, las ambiciones de poder y la suciedad en la Iglesia. Ahora Francisco realiza lo que su predecesor pidió tantas veces... y mucho más. Todo esto es parte de la 'revolución evangélica' que marca un profundo cambio del modo mismo de ser Papa", afirmó.

En ese sentido, destacó la continuidad entre Benedicto XVI y Francisco. Concluyó proponiendo que la encíclica Lumen Fidei sea leída a la luz del pontificado del Papa Francisco, de las "perlas" de sus homilías cotidianas, de sus catequesis y del "salir misionero" para compartir la luz de la fe ad gentes.