El ataque suicida de este 12 de enero en Estambul se produjo en la plaza de Sultanahmet, uno de los puntos más turísticos de la capital turca. Un joven detonó una bomba que causó la muerte a 10 personas, 9 de ellas de nacionalidad alemana, e hirió a 15 más.
Según las investigaciones, el joven suicida podría haber entrado recientemente en el país, procedente de Siria. Sin embargo otras fuentes apuntan a que el atacante era de origen saudí. "Un extranjero miembro del Estado Islámico", según declaró el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Al respecto, el P. Rubén Tierrablanca, vicario delegado del Vicariato Apostólico de Estambul, declaró a la agencia italiana SIR que lo que "realmente preocupa es el aumento de la violencia. Sabemos que en Turquía, como en general en todo Oriente Medio, estos hechos pueden provocar reacciones y violencia, aumentando la tensión".