María se fue a vivir a una cueva y terminó muriendo sola. Cuatro años después, el alma de la pecadora se le apareció a Sor Catalina y le reclamó que no había rezado por ella.
La religiosa no la reconoció y el alma le dijo que era la que había muerto en la cueva. Sor Catalina le preguntó si se había salvado y ella le contestó que sí, gracias a la Virgen. Entonces, la anciana contó que antes de morir suplicó encarecidamente el auxilio mariano.
La Madre de Dios le obtuvo un acto de contrición y por eso se salvó. No obstante, fue a parar al purgatorio, pero la Virgen también le consiguió que sus sufrimientos se abreviaran. Por eso fue ante Sor Catalina para que mande a celebrar Misas en su nombre y así poder ir pronto al cielo. A cambio, la anciana le prometió a la Sierva de Dios que rezaría siempre por ella.
Muchos otros impresionantes ejemplos cuenta San Alfonso María de Ligorio sobre la intercesión de la Virgen María por sus devotos. El libro se puede leer gratuitamente gracias a la web de santos corazones.org, administrado por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. Puede acceder al texto aquí.