El Arzobispo de Río de Janeiro (Brasil), Mons. Orani Tempesta, afirmó que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tuvo un impacto positivo en el país, pero no solo en cuanto a números e ingresos económicos, sino porque "Copacabana nunca vio tanta gente en paz, alegre y comprometida con la construcción de un mundo mejor", en alusión a los 3,7 millones de jóvenes que llenaron la playa durante la Misa de clausura.
"Es Dios quien realiza las cosas. Tuvimos cambios desde el anuncio de la realización del evento en Rio de Janeiro. Hasta el Papa cambió, pero conseguimos realizar una bella Jornada y servir a todos los jóvenes", afirmó el martes 30 durante una rueda de prensa en la que agradeció a los voluntarios, las familias de acogida y todos los involucrados en la JMJ.
"Fue un evento sin violencia, sin depredaciones. Y esas señales positivas que vimos en la juventud deben perdurar. Queremos que esos jóvenes, impulsados por la Jornada Mundial de la Juventud, sigan siendo protagonistas de un mundo nuevo", apuntó.