El Juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla (España), fijó para el 26 de julio el juicio oral contra Juan Carlos Ruiz Fuentes, exsecretario General de las Juventudes Socialista de Andalucía por la presunta comisión de un delito contra las sentimientos religiosos, en una campaña a favor del preservativo que hacía un paralelismo entre la Comunión y el condón.

La campaña tuvo lugar en diciembre de 2010 con motivo del Día Mundial contra el Sida y utilizó la imagen de un sacerdote en el momento de la consagración del pan, tenía un preservativo en la mano, con expresiones blasfemas.

Las Juventudes Socialistas de Andalucía fueron denunciadas, por separado, por el Centro Tomás Moro y por la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (FECAPA) de Sevilla, pero esta última denuncia fue archivada y se encuentra pendiente de recurso ante la Audiencia provincial.

Ahora, el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro informa de que su escrito de acusación contempla contra Ruiz Fuentes la circunstancia agravante de haber cometido el delito por motivos discriminatorios en razón de ideología, creencia o religión.

Por ello el Centro Jurídico ha pedido un año de cárcel y seis meses de multa por el delito de provocación al odio por motivos religiosos y otra condena de 144.000 euros por el delito contra los sentimientos religiosos.

La denuncia había sido archivada por la jueza Mercedes Alaya, argumentando que en España se han superado "concepciones anteriores, en las que el Estado trataba de proteger mediante los delitos religiosos una determinada confesión religiosa oficial". Para la jueza "las campañas de prevención sanitaria, como la emprendida por JJSS, tienden a ser agresivas e impactantes en razón a la eficacia que se pretende".

Sin embargo, en septiembre de 2011, la Audiencia de Sevilla ordenó reabrir esta causa y practicar las diligencias necesarias para determinar si se produjo un delito. Según la Audiencia, el mensaje de la campaña era sin duda "impactante", aunque "desde el punto de vista de una nada desdeñable porción de nuestra sociedad, supone un claro ultraje, una descarada ofensa, una inaceptable mofa de sus sentimientos religiosos".