San Juan Evangelista cuenta que Jesús resucitado un día se apareció y cocinó para Pedro y algunos otros discípulos. El lugar de este suceso se conserva hasta nuestros días y goza de un fuerte sentido espiritual, porque fue donde Cristo también "confirmó" al primer Papa.
En el último capítulo del Evangelio de Juan (21,1-24) se narra que Pedro y un pequeño grupo de discípulos salieron a pescar durante toda una noche en el mar de Tiberíades, pero sin éxito. El Señor se les presentó en la orilla al amanecer y les preguntó si tenían algo para comer.
Le respondieron que no, y Él les mandó que tiren la red a la derecha de la barca. La pesca fue entonces abundante. En ese momento, Juan le indicó a Pedro que era el Maestro, y "el primero entre los apóstoles" se lanzó al mar para ir con el Señor.