Bajo el liderazgo de Xi, el respeto por los derechos humanos y la libertad religiosa en China se ha deteriorado. El gobernante ha sido objeto de una creciente condena internacional por la brutal persecución de los musulmanes uigures por parte de su régimen en la región noroccidental de Xinjiang, y los funcionarios estatales en diferentes regiones del país han retirado cruces y demolido iglesias.
En noviembre de 2022, el Vaticano señaló que las autoridades chinas habían violado los términos estipulados en su acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos.
Un comunicado emitido el 26 de noviembre indicaba que "la Santa Sede notó con sorpresa y pesar" que Mons. John Peng Weizhao había sido instalado como "obispo auxiliar de Jiangxi", una diócesis que no es reconocida por el Vaticano.
En la entrevista de marzo con EWTN News, Mons. Gallagher confirmó que "hay negociaciones en curso para el nombramiento de otros obispos".