El 23 de febrero se conmemora al Beato Stefan Wincenty, sacerdote mártir en un campo de concentración nazi que daba aliento y esperanza a los prisioneros. Él escribió una carta en la que dejó un mensaje sobre cómo mirar el futuro.

El sacerdote polaco vivió en medio del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Polonia sufrió la invasión nazi el 1 de septiembre de 1939 y él fue encarcelado poco después. Fue enviado a diversas prisiones y campos de concentración. 

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En esos campos se dedicó a consolar a los débiles, ancianos y enfermos. Cuando estalló una epidemia de tifus severo en el campo de concentración de Dachau, al sur de Alemania, el Beato Stefan consiguió comunicarse con los enfermos y darles pan. 

El sacerdote de 32 años contrajo también la enfermedad y se le complicó con una neumonía. Partió a la Casa del Padre un 23 de febrero de 1945 y fue beatificado por San Juan Pablo II en 1999.

El beato solía mandar cartas a sus padres, que se han convertido en las reliquias de este mártir, ya que no se sabe si su cuerpo fue enterrado en una fosa común o quemado.

La Diócesis de Toruńska (Polonia) publicó el extracto de una carta que escribió a sus amigos el 31 de diciembre de 1944. En ella da palabras de aliento y anima a mirar el futuro con valentía y esperanza.

En su carta, el beato escribe: "Confiando plenamente en la Providencia de Dios, sigamos cumpliendo nuestros deberes cotidianos. La buena mano paternal de nuestro Señor seguirá guiándonos. Les deseo toda su gracia. Que sus leyes permanezcan en sus corazones y los hagan verdaderamente felices. Que su gracia y su amor no sólo sigan habitando en ustedes, sino que los impregnen por completo con su dulzura y su fuerza. Y así, con valentía, pero con esperanza, miremos a los ojos a los acontecimientos que se avecinan y afrontémoslos esperando sólo lo bueno. Su Stefan".