Tras el desalojo en la madrugada del domingo pasado de un millar de extranjeros indocumentados que se encerraron en la Catedral de Barcelona, el Arzobispado catalán reiteró la solidaridad de la Iglesia con los inmigrantes “sin papeles” pero rechazó los abusos contra los templos.
Después de calificar de “injusto” que ciertos colectivos pongan en duda la solidaridad de la Iglesia con los inmigrantes, un portavoz del Arzobispado de Barcelona aseguró que la Iglesia es solidaria "a través del trabajo diario de nuestras parroquias y del esfuerzo económico y social que dedica Cáritas a potenciar programas de inserción para estos colectivos".
El Arzobispado de Barcelona defendió la necesidad de desalojar la Catedral, al asegurar que "lo primero que debe respetarse es el carácter religioso" de los templos, algo que "no se hizo porque el pasado sábado se interrumpió la celebración de una Misa".