Obispo español explica insensatez de "soluciones prácticas" en temas de vida y familia

En una carta pastoral, el Arzobispo de Mérida Badajoz,  Mons. Antonio Montero Moreno, explicó la insensatez de las “soluciones prácticas” y “democráticas” propuestas por el Gobierno español a través de proyectos legislativos en temas relacionados con la vida y la familia.

En su comunicado “Los obispos y la vida humana”, Mons. Montero Moreno señaló que “se justifica el aborto con los problemas y sufrimientos de la madre, el sacrificio de los embriones con la curación de un familiar enfermo y el estatuto matrimonial y el poder de adopción de los homosexuales, con la igualdad personal de todos para todo, con lo que las leyes en cuestión serían profundamente humanitarias”.

“Dentro de esa lógica la Iglesia oficiaría de aguafiestas y antidemocrática. Nada más ofensivo para ella”, añadió el Prelado.

Según el Arzobispo, los tres proyectos legislativos que determinan “aflojar más todavía los supuestos para el aborto despenalizado, sacrificar embriones humanos como terapia para curar otras enfermedades, y dar curso legal, con los mismos títulos y prerrogativas, a las parejas homosexuales, incluida la potestad de adoptar niños”, no hacen sino socavar “los fundamentos más firmes de la persona y de la familia humana”.

“Los tres se anuncian como un servicio a la libertad de los ciudadanos y un desarrollo democrático de la sociedad”, añadió.

Más adelante, el Arzobispo indicó que “a nadie se le oculta la extrema delicadeza, la enorme responsabilidad y la amenaza que todo esto supone para la inviolabilidad del ser humano y para la salud moral de la sociedad”.

Ante ello, “¿Cómo puede la Iglesia mirar hacia otra parte, y abdicar de sus deberes sin orientar moralmente a sus miembros y a cuantos quieran acoger su voz? No es ella la que ha suscitado el debate ni la que impone, por cauces no democráticos, sus enseñanzas de siempre, sino que más bien es convocada y, digamos provocada, por unos proyectos que considera erróneos y nocivos para el bien común, en el que la comunidad cristiana se ve implicada y comprometida”, afirmó el Prelado.

nunca la solución será pagar esos bienes con el precio de una vida