Al recibir por tercera vez en su pontificado al Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el Papa Juan Pablo II felicitó al gobernante por promover los valores de la vida y la familia; pero lo presionó a favor de la normalización de la situación en Irak y una salida pacífica para el Oriente Medio.
El Pontífice y Bush hijo se habían encontrado previamente el 23 de julio de 2001 en Castelgandolfo, tras el G8 de Génova (Italia) y el 28 de mayo de 2002 en Roma.
“Le agradezco el deseo de encontrarse de nuevo conmigo –dijo el Papa en un discurso inusualmente largo- a pesar de las dificultades que conllevan sus tantos compromisos en esta visita a Europa e Italia y mi desplazamiento de mañana para encontrarme con los jóvenes en Suiza”.