Nueve obispos de todo el país llegaron hasta la localidad de Jimaní, Independencia, una de las más afectadas por las inundaciones de la semana pasada , para celebrar una Misa por las víctimas de la tragedia junto a todos los sacerdotes de la zona.
La Eucaristía fue presidida en el Parque Central de Jimaní por el Arzobispo de Santo Domingo, Cardenal Nicolás López Rodríguez, y estuvo dedicada especialmente a los más de 400 residentes muertos el domingo 24 de mayo por el desbordamiento del río Blanco.
En su homilía, el Purpurado pidió a los familiares de los fallecidos “dejar que el corazón llore” y señaló que “es un proceso lento acomodarse a esa idea, el saber que los seres que queremos no están”.