Al recibir a los obispos norteamericanos de las provincias eclesiásticas de San Antonio y Oklahoma City, llegaos en visita Ad Limina, el Papa Juan Pablo II llamó a los prelados a defender la familia y el matrimonio; así como a convertir cada iglesia local en una familia.
En su discurso, el Pontífice se concentró “de manera especial en una de las piedras angulares de la Iglesia misma, el complejo de relaciones interpersonales que conocemos como familia”.
El Papa denunció la contemporánea “falta de una adecuada comprensión de la dimensión intrínsecamente religiosa de esta alianza”; y advirtió que la sociedad moderna “raramente le da importancia a la naturaleza permanente del matrimonio”.