Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Ucrania ante la Santa Sede, el Papa Juan Pablo II afirmó que esta nación tiene hoy la gran responsabilidad de comprender, defender y promover su herencia cristiana que no pudo ser menoscabada “ni siquiera por la funesta dictadura del comunismo”.
El Pontífice señaló al diplomático ucraniano Grygorii Fokovych Khoruzhyi que esta Nación “podrá desarrollar mejor su misión de puente entre pueblos y culturas diferentes si mantiene intacta su fisonomía peculiar. Trabajando con tesón en el campo espiritual y social, político y económico, se convertirá en un lugar significativo de diálogo, desarrollo y cooperación con todos y para todos”.
Este pueblo "por las tradiciones y por la cultura que lo caracterizan se siente parte de Europa y desea establecer una relación más intensa con las demás naciones del continente, conservando sus características políticas y culturales", señaló el Papa.