La Iglesia en Costa Rica ingresó hoy en el año vocacional, convocado por el Episcopado nacional y en el que obispos, sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos se darán a la tarea de buscar aspirantes a la vida sacerdotal.
Según cálculos de los obispos, Costa Rica enfrenta una situación sacerdotal difícil y se estima que en unos diez años un buen número de parroquias podrían no tener un presbítero a cargo.
Las estadísticas eclesiásticas son claras. En 1993, 224 jóvenes ingresaron al seminario pero solo 17 se ordenaron. Diez años después, en 2003 la situación empeoró pues de los 145 candidatos, solo nueve llegaron a sacerdotes. A pesar de que cada parroquia debería tener dos sacerdotes como mínimo, en la actualidad hay comunidades en las que solo hay uno con territorios sumamente extensos.