Frente a más de 70 mil peregrinos que se reunieron en la Basílica de Guadalupe a las afueras de Santa Fe, el Arzobispo local, Mons. José María Arancedo, recordó la tragedia ocasionada hace un año por el desborde del río Salado y reafirmó que “Santa Fe está herida pero no vencida”.
“Queremos rezar por los muertos y aquellos sufren actualmente todas las vicisitudes y reclamos justos, a la vez que pedimos que haya una mirada de mucha esperanza para reconstruir los lazos de confraternidad y convivencia”, expresó el Prelado.
Asimismo, el Arzobispo resaltó “el orden y las demostraciones de fe” de los miles de peregrinos que participaron a lo largo del fin de semana de la tradicional celebración, a la que definió como una “referencia religiosa, cultural y de la fe del pueblo santafesino”.