En aquella ocasión, el Santo Padre señaló que "el árbol y el pesebre nos introducen en el típico ambiente navideño que forma parte del patrimonio de nuestras comunidades: un ambiente de ternura, de compartir y de intimidad familiar".
"No vivamos una Navidad falsa, por favor, ¡una Navidad comercial! Dejémonos envolver por la cercanía de Dios, esa cercanía que es compasiva, que es tierna; envueltos por el ambiente navideño que el arte, la música, las canciones y las tradiciones traen a nuestros corazones", pidió entonces el Papa.
En esta línea, el Santo Padre invitó no dejar que la Navidad "se contamine con el consumismo y la indiferencia" porque "sus símbolos, especialmente el pesebre y el árbol decorado, nos devuelven a la certeza que llena de paz nuestros corazones, a la alegría de la Encarnación, al Dios que se hace familiar: vive con nosotros, da un ritmo de esperanza a nuestros días".
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