Esta celebración, indicó, buscó "significar el sentido de la entrega de los religiosos al Padre, al modo de Cristo, perfecto consagrado".
"El 8 de febrero del mismo año, el Papa animaba en el contexto de una audiencia general a los religiosos y religiosas del mundo a vivir sus votos como un testimonio atractivo que impulsa a los demás cristianos en su experiencia de fe y de compromiso con la sociedad. Finalmente, en el año 1996, el Santo Padre publicó la encíclica 'Vita Consecrata' sobre el ser y la misión de la vida consagrada en el mundo", señaló.
Tras más de dos décadas desde que se estableció esta jornada, continuó, "año tras año, los sumos pontífices resaltan el papel de los consagrados en la vida de la Iglesia mediante un mensaje que sea foco de reflexión para ellos y para todos los cristianos en torno al valor de la consagración a Dios mediante los votos".