La Iglesia en Chile expresó su decepción por la decisión del Senado de la República de aprobar una versión aún más permisiva de la nueva ley de divorcio, en una jornada de debates marcada por las maniobras políticas y la prisa.
Según la nueva y sorprendente versión de la ley, la disolución pactada del vínculo matrimonial podrá solicitarse apenas luego de un año de separación, en vez de los tres establecidos previamente, y la unilateral –es decir la del cónyuge que abandona a su pareja- se redujo de 5 a 3 años.
Además, la nueva versión de la ley también suprime la atribución del juez para rechazar una solicitud de divorcio unilateral.