Durante la Audiencia General de este miércoles 12 de febrero, el Papa Francisco destacó la importancia del arrepentimiento de los pecados incluso hasta llegar al llanto de dolor por haber ofendido a Dios.
Al continuar con su serie de catequesis sobre las Bienaventuranzas, el Santo Padre se detuvo en la segunda: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados".
"Se trata de una actitud que se ha vuelto central en la espiritualidad cristiana y que los padres del desierto, los primeros monjes de la historia llamaban 'penthos', es decir, un dolor interior que abre a una relación con el Señor y con el prójimo. A una nueva relación con el Señor y con el prójimo, a una renovada relación con el Señor y con el prójimo", dijo el Papa.