Durante los cinco meses que estuvo secuestrado, el P. Jacques Mourad tuvo su libertad muy cerca: Tan solo tenía que renegar del cristianismo y lo dejarían libre. Sin embargo en todos y cada uno de los días de cautiverio, él prefirió mantenerse fiel a Jesucristo a pesar de a diario le amenazaban con cortarle la cabeza.
En conversación con ACI Prensa, el P. Jacques Mourad aseguró que la oración fue lo que le sostuvo durante ese tiempo y en especial el Rosario, donde sintió la cercanía de la Virgen en esos momentos de soledad y terror.
El 21 de marzo de 2015, unos encapuchados entraron en el monasterio de Mar Elian (Siria) y secuestraron al P. Mourad junto con un postulante de su congregación, los metieron en el maletero de un coche con los ojos vendados y atados con cadenas en los pies y las manos y los trasladaron a un lugar desconocido. Así permanecieron durante cuatro días.