El primero es el "compromiso por edificar la paz entre todos, de acuerdo a lo que nos enseña el Evangelio", abriendo espacios de encuentro y diálogo para hallar soluciones reales; así como practicar la "solidaridad fraterna" con quienes pasan más necesidades, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos.
Además, indicaron, sin dejar de anunciar el Evangelio la Iglesia debe seguir advirtiendo los males que van "contra la dignidad de los ciudadanos y lo que pretenda destruir la paz social". Los fieles deben "acompañar la acción de la Iglesia con gestos de fraterna caridad y la oración, alimentada por la Palabra y la Eucaristía", añadieron.
Los obispos afirmaron que Dios "escucha el clamor de su pueblo" y que los pastores "hemos recibido el encargo de anunciar la reconciliación".
"Para llegar a acuerdos se requiere un diálogo con garantías seguras que en la actualidad no las hay. En nuestros documentos, los obispos hemos señalado la reconciliación como una tarea permanente en medio de una sociedad polarizada y llena de divisiones. Para ello se requiere una disposición sincera a la conversión, por lo cual urge de todos nosotros, sin excepción, un cambio de actitud", indicaron.