El Papa Francisco decidió no mencionar a Jesucristo en sus mensajes en la Casa Blanca, el Congreso y en el de esta mañana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Esto, comprensiblemente, causó alguna curiosidad entre analistas católicos que señalaron que, como el Papa habla en el nombre de Jesús, debería invocarlo explícitamente para dirigir a los líderes nacionales y mundiales hacia la luz de Cristo y su enseñanza.
Pero este acercamiento no es nuevo: Benedicto XVI no se refirió a Cristo en su discurso en el Westminster Hall en Londres en 2010, e hizo una sola referencia explícita a Él cuando habló en las Naciones Unidas en 2008 (San Juan Pablo II hizo seis referencias a Cristo en su discurso ahí en 1995).