Desde la ciudad cubana de Holguín, el Papa Francisco exhortó a todos los fieles a aprender a mirar a los demás, especialmente a los más frágiles, con la mirada de ternura del Señor Jesús que nos cura de miopías para ir más allá de las apariencias o lo políticamente correcto.
En la Plaza de la Revolución de Holguín y en una soleada mañana, el Santo Padre recordó el pasaje del llamado de San Mateo –el evangelista al que suele recordar cuando habla de las Bienaventuranzas detalladas en el capítulo 25– que era un publicano que recaudaba impuestos de los judíos para los romanos, por lo que eran mal vistos.
Sin embargo, explicó el Papa, "Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros".