Gill afirma que esto "es una tragedia, un acto bárbaro e inhumano. El mundo entero debe condenar enérgicamente este episodio que demuestra que en Pakistán se ha incrementado la inseguridad entre los cristianos. Basta sólo una acusación para ser víctimas de ejecuciones extrajudiciales. Veremos si alguien será castigado por este asesinato".
Las autoridades ya han constituido un comité de tres personas para acelerar las investigaciones de los hechos originados una acusación, no confirmada, de una supuesta violación a la ley de blasfemia.
Una madre católica en Pakistán, Asia Bibi, está en la cárcel desde noviembre de 2010, acusada injustamente de haber violado la ley de blasfemia, algo que ella siempre ha negado. En este momento su caso ha pasado a la Corte Suprema en donde los jueces decidirán si se le aplica o no la pena de muerte a la que ha sido condenada.
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