23 de octubre de 2014 / 12:08 PM
El Papa Francisco dirigió este jueves un discurso a una delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal en la que condenó las ejecuciones extrajudiciales y la pena de muerte -medida incluso usada por regímenes totalitarios para suprimir a la disidencia y perseguir a las minorías-, y afirmó que el respeto a la dignidad humana debe ser el límite a cualquier arbitrariedad y exceso por parte de los agentes del Estado.
En su discurso el Santo Padre reafirmó la condena absoluta de la pena de muerte, que para un cristiano es inadmisible; así como las llamadas ''ejecuciones extrajudiciales'', es decir los homicidios cometidos deliberadamente por algunos estados o sus agentes y presentados como consecuencia indeseada del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para aplicar la ley.
Francisco señaló que los argumentos contra la pena de muerte son conocidos. La Iglesia –indicó-, ha mencionado algunos, como la posibilidad del error judicial y el uso que le dan los regímenes totalitarios como ''instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas o culturales''.