Para von Freyberg los primeros destinatarios del informe son los mil millones de católicos del mundo que tienen derecho a saber lo que hace esta parte de la Santa Sede. "También tienen derecho a saber -añade- cómo contribuimos al bienestar de la Iglesia en el mundo. El segundo grupo son nuestros socios, es decir, los bancos correspondientes, que cuentan con que somos un 'business-partner' sólido y bien administrado. El tercer grupo son los medios de comunicación, y los analistas financieros que puedan estar interesados y el público en general".
Por cuanto se refiere al control de las cuentas y, en general, al trabajo del IOR, el juicio es positivo. "Desde mayo el Promontory Group estadounidense está revisando todas las cuentas individuales y llevando a cabo investigaciones especiales para nosotros. Además, junto con ellos, hemos revisado nuestros procedimientos a la hora de aceptar clientes y de tratar con ellos para asegurarnos de que en el Instituto no haya ninguna actividad de reciclaje. Los tres proyectos están avanzando según lo previsto, tenemos un nuevo manual, nuevos procedimientos y estamos listos para una inspección por parte de terceros".
Von Freyberg afirma que la ayuda externa, en este caso, la del Promontory Group, es necesaria para el IOR por dos razones.
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