Pedir a Dios la gracia de un corazón que sepa amar y que no nos deje desviarnos en busca de tesoros inútiles. Es la síntesis de la homilía del Papa Francisco este viernes en la homilía de la Misa que presidió en la Casa Santa Marta.
La caza del único tesoro que se puede llevar consigo en la vida después de la vida es la razón de ser de un cristiano. Es lo que Jesús explica a los discípulos, en el pasaje del Evangelio de hoy, tomado de Mateo: "donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón".
El problema, explicó el Papa Francisco, se encuentra en el no confundir las riquezas. Hay "tesoros peligrosos" que seducen "pero que debemos dejar", aquellos acumulados durante la vida y que la muerte hace inútiles.