Ante la actitud de la imagen, los sacerdotes y los fieles se miran, y en medio de los temblores que se repiten, resuelven, llenos de confianza, sacarla a la plaza, junto con el Señor Crucificado, para calmar a la población aterrada y provocar un renuevo de oraciones.
Salen las imágenes sagradas a la plaza: el pueblo las aclama e implora y el temblor de tierra cesa. Ese mismo temblor de tierra que destruyó por completo a la ciudad de Esteco, a unas cincuenta leguas al sur de Salta.
Desde entonces la Inmaculada Concepción de Salta se llamó "La Virgen del Milagro" y, dos días después, el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad juraban celebrar perpetuamente con Novenario, misa solemne y procesión pública la fiesta del Señor Crucificado y la de la Virgen del Milagro. Cosa que se cumplió muy bien durante 320 años y se sigue cumpliendo todavía.
Las fiestas del Milagro, que se celebran los días 13, 14 y 15 de septiembre con actos multitudinarios que atraen a los fieles de toda la provincia de Salta y a peregrinos de las provincias del Norte Argentino, constituyen una de las movilizaciones religiosas más importantes de la Argentina.