Durante las meditaciones cuaresmales que se ofrecen en la Basílica de Guadalupe de esta capital, la particular presencia de un crucifijo retorcido protegido en una urna de cristal ha atraído la atención de muchos que incluso llegan a derramar lágrimas al saber que se trata del "Hijo protegió a la Madre" de un atentado con explosivos perpetrado en 1921.
El "Santo Cristo del Atentado", como se conoce al crucifijo desde entonces, estaba originalmente ubicado en el altar, delante de la imagen original de la Virgen de Guadalupe. El 14 de noviembre de 1921, un desconocido se acercó al altar con una supuesta ofrenda floral, que en realidad era un explosivo que estalló a las 10:30 de la mañana de ese día.
L detonación retorció el pesado crucifijo y causó serios destrozos en el templo. Sin embargo, ni la imagen de la Virgen de Guadalupe ni el cristal que la protegía sufrieron daño alguno.