La pequeña comunidad católica de Abbottabad (Pakistán), el pueblo donde fue encontrado y abatido Osama Bin Laden, pasa los días en zozobra y se organiza ante el riesgo de convertirse en blanco de la venganza de Al Qaeda por la muerte de su líder.
Unos 150 católicos viven en Abbottabad, ubicado en las afueras de la capital Islamabad, puerta de entrada a la región montañosa en el norte de Pakistán. La mayoría pertenece a la parroquia de San Pedro Canisio, a cargo del sacerdote Akram Javed Gill.
Tras el anuncio del Presidente Barack Obama el domingo 1 de mayo sobre la muerte de Bin Laden, el párroco declaró a UCA News que ya no puede "llevar a cabo visitas pastorales a los hogares por el incremento de las medidas de seguridad" y ha debido suspender servicios religiosos.