En el marco de la celebración del cuarto centenario de la canonización de San Carlos Borromeo, el 1 de noviembre de 1610, el Papa Benedicto XVI manifestó el deseo de que "el ejemplo de San Carlos nos impulse a comenzar siempre por un compromiso serio de conversión personal y comunitaria".
A través de un mensaje dirigido al Arzobispo de Milán, Cardenal Dionigi Tettamanzi, el Santo Padre señala que "en tiempos sombríos por numerosas pruebas para la comunidad cristiana, con divisiones y confusiones doctrinales, con el oscurecimiento de la pureza de la fe y de las costumbres y con el mal ejemplo de varios ministros sagrados, Carlos Borromeo no se limitó a lamentar o a condenar, ni simplemente a desear el cambio de los demás, sino que empezó por reformar su propia vida".
"San Carlos fue reconocido también como un verdadero padre amoroso de los pobres" afirma el Papa, "y durante la peste de 1576, el santo arzobispo quiso permanecer con su pueblo, para animarlo, servirlo y defenderlo con las armas de la oración, de la penitencia y del amor".