El Papa Benedicto XVI admitió su especial afecto por el compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart y su música sacra que “consigue reflejar la respuesta luminosa del amor divino que da esperanza” incluso en medio del dolor.
El Santo Padre asistió ayer por la tarde en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Padua y del Veneto y del Coro "Accademia della voce" de Turín, dirigidos por el maestro Claudio Desderi, que interpretaron el "Réquiem" de Wolfgang Amadeus Mozart.
Al final del concierto, ofrecido con motivo de sus cinco años de pontificado, el Papa agradeció a los intérpretes y reafirmó el afecto particular que desde siempre lo liga a Mozart. Recordó que cada vez que escuchaba su música volvía con la memoria a su iglesia parroquial, cuando de niño, en los días de fiesta, durante la Misa "percibía en el corazón que un rayo de la belleza del cielo me había alcanzado. Pruebo esta sensación hoy todavía, siempre que escucho esta gran meditación, dramática y serena, sobre la muerte", dijo.