Pasión por la Iglesia y adhesión al Papa, pide Benedicto XVI a representantes pontificios

Pasión por la Iglesia y adhesión al Papa, pide Benedicto XVI a representantes pontificios

Al recibir esta mañana a 40 miembros de la Academia Eclesiástica Pontificia, el Papa Benedicto XVI describió tres dimensiones sacerdotales que deben cultivar quienes sirven como representantes pontificios en cualquier lugar del mundo: adhesión al Santo Padre y su magisterio, pasión por la Iglesia y capacidad para ser puentes sólidos entre las Iglesias particulares y la Santa Sede.

Benedicto XVI señaló que "el servicio de representación al que os preparáis es participación en la ‘sollicitudo omnium ecclesiarum’ que caracteriza el ministerio del Romano Pontífice" y "en esa perspectiva eclesial el ejercicio de la representación implica la exigencia de acoger y de alimentar con especial atención en la propia vida sacerdotal algunas dimensiones".

Es necesario, "en primer lugar, cultivar una plena adhesión interior a la persona del Papa, a su magisterio y al ministerio universal; adhesión plena, esto es, a quien ha recibido la tarea de confirmar a los hermanos en la fe. En segundo lugar, asumir como estilo de vida y como prioridad cotidiana una atención atenta, una verdadera ‘pasión’ por la comunidad eclesial".

Por último, ser representante del Papa significa "tener la capacidad de ser un ‘puente’ sólido, un canal seguro de comunicación entre las Iglesias particulares y la Sede Apostólica: por una parte, poniendo a disposición del Papa y de sus colaboradores una visión objetiva, correcta y profunda de la realidad eclesial y social en que se vive; por otra, comprometiéndose a transmitir las normas, las indicaciones, las orientaciones que emanan de la Santa Sede, no de forma burocrática, sino con profundo amor por la Iglesia y con la ayuda de la confianza personal, respetando y valorizando, al mismo tiempo los esfuerzos de los obispos y el camino de las Iglesias particulares ante las que os han enviado".

Ese servicio, continuó el Santo Padre, exige "una dedicación plena y una disponibilidad generosa a sacrificar, si es necesario, intuiciones personales, proyectos propios y otras posibilidades de ejercicio del ministerio sacerdotal".

Si el representante pontificio se esfuerza por "entrar en sintonía con la perspectiva universal y con el servicio de unidad al rebaño de Dios se transforma verdaderamente en signo de la presencia y de la caridad del Papa. Y si esto supone un beneficio para la vida de todas las Iglesias particulares, lo es especialmente en esas situaciones particularmente delicadas o difíciles en que, por diversas razones, se puede encontrar la comunidad cristiana".

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La labor del representante pontificio es, por tanto, "un auténtico servicio sacerdotal, caracterizado por una analogía no remota con la representación de Cristo, típica del sacerdote, que, como tal, tiene una intrínseca dimensión sacrificial".

"La figura y el modo de presencia del nuncio, del delegado apostólico o del observador permanente, está determinada no solo por el ambiente en que trabaja, sino principalmente, por aquel que se está llamado a representar".

"Hacerse portavoz del vicario de Cristo podrá ser laborioso, a veces muy exigente, pero no será jamás mortificante o despersonalizador. Es, en cambio, una forma original de realizar la propia vocación sacerdotal", concluyó.

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