En su meditación de esta mañana ante miles de sacerdotes en la Basílica de San Pablo de Extramuros, el Arzobispo de Québec (Canadá), Cardenal Marc Ouellet, señaló que en medio de un mundo que arremete contra el sacerdocio y la Iglesia Católica, los sacerdotes tienen como tarea la necesaria purificación del pecado y el fiel cumplimiento de su misión al servicio de la humanidad.
En su intervención titulada "Cenáculo: Invocación del Espíritu Santo con María, en comunión fraterna", el Purpurado señaló que "hoy asistimos al irrumpir de una oleada de contestación sin precedentes contra la Iglesia y el sacerdocio, tras la revelación de escándalos de los que debemos reconocer la gravedad y reparar con sinceridad las consecuencias".
"Pero más allá de las necesarias purificaciones que se merecen nuestros pecados, es necesario también reconocer en el momento presente una abierta oposición a nuestro servicio de la verdad y de los ataques exteriores e interiores que buscan dividir a la Iglesia. Rezamos juntos por la unidad de la Iglesia y por la santificación de los sacerdotes, estos heraldo de la Buena Nueva de la salvación", agregó.