A las 5:45 p.m. (hora local) tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Larnaca la ceremonia de despedida al finalizar el primer viaje papal a Chipre. En su último discurso en estas tierras, el Papa Benedicto XVI alentó a trabajar por la paz y reconciliación para superar la división, no solo en la isla sino en toda la región.
"Mientras dejo esta patria, como muchos otros peregrinos hicieron antes de mí, recuerdo nuevamente cómo el Mediterráneo está hecho de un rico mosaico de pueblos con sus culturas distintivas y su belleza, calidez y humanidad. Pese a esa realidad, al Mediterráneo este no le es ajeno el conflicto y el derramamiento de sangre, como trágicamente hemos visto en días recientes. Redoblemos nuestros esfuerzos para construir una paz real y duradera para todos los pueblos de la región", dijo el Papa.
Tras resaltar que Chipre puede jugar un rol importante en esta tarea, Benedicto XVI agradeció la bienvenida dispensada por los ortodoxos que son mayoría en la isla y aseguró que "la Iglesia Católica, con la gracia del Señor, camina hacia la meta de la perfecta unidad en la caridad a través de un mayor aprecio de los que los católicos y ortodoxos consideran como más querido".