En su homilía esta mañana en la Basílica de San Pedro en los funerales de quien fuera el Cardenal más longevo de la Iglesia Católica, el benedictino Paul Augustin Mayer, quien falleció el pasado 30 de abril a los 98 años de edad, el Papa Benedicto XVI exhortó a que, a ejemplo de San Benito, "nada se anteponga al amor de Cristo".
El Santo Padre dijo en su homilía que "la gran e indefectible esperanza, fundada en la sólida roca del amor de Dios, nos asegura que la vida de quienes mueren en Cristo ‘no termina, se transforma’ y ‘al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión eterna en el cielo’. En una época como la nuestra, en la que el miedo a la muerte conduce a muchas personas a la desesperación y a la búsqueda de consuelos ilusorios, el cristiano se distingue por el hecho de que pone su seguridad en Dios, en un Amor tan grande que puede renovar el mundo entero".
Durante toda su existencia, el Cardenal Mayer, continuó el Papa, "quiso realizar lo que San Benito afirma en la Regla: "Nada se anteponga al amor de Cristo".