Caritas Internationalis llama a los gobiernos y a la comunidad internacional a proteger de la explotación a los inmigrantes que trabajan en hogares como empleadas domésticas, niñeras o proveedoras de salud de ancianos y discapacitados.
Las trabajadoras domésticas suelen ser mujeres, y frecuentemente sufren el flagelo del tráfico de personas. El abuso es difícil de detectar pues los lugares de trabajo son hogares privados. Caritas pide a la comunidad internacional que los trabajadores domésticos tengan la misma protección legal en el lugar de trabajo como cualquier empleado más.
"Además del riesgo de abuso, los trabajadores domésticos no acostumbran tener seguro social, por lo que pueden ser sometidos a exceso de trabajo o a mala paga", señala Martina Liebsch, Directora de Políticas de Caritas Internationalis.