En medio de una jornada dominada por el dolor por el terremoto que golpeó a Haití, para quien el Papa Benedicto XVI pidió urgentemente la ayuda de la comunidad internacional, el Santo Padre dedicó la Audiencia General de hoy a las órdenes mendicantes del siglo XIII, dominicos y franciscanos, y explicó que solo los santos, guiados por Dios son "los auténticos reformadores de la vida de la Iglesia y de la sociedad".
En su habitual catequesis en el Aula Pablo VI y ante unas nueve mil personas, el Pontífice se refirió a las órdenes fundadas por San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, señalando que quienes alcanzan la santidad, como estos dos grandes fundadores, se convierten en "maestros con la palabra y testigos con el ejemplo, promueven una renovación eclesial estable y profunda".
Santos como Francisco de Asís y Domingo de Guzmán "fueron capaces de leer con inteligencia los signos de los tiempos, intuyendo los retos con los que tenía que enfrentarse la Iglesia en su época". Uno de estos desafíos era "la expansión de varios grupos y movimientos de fieles que, aunque inspirados por un deseo legítimo de vida cristiana auténtica, se colocaban a menudo fuera de la comunión eclesial".