Un nutrido grupo de fieles y peregrinos se dio cita este mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana recordó que quien acoge la Palabra de Dios da verdaderamente fruto, pues posee en sí un potente principio de transformación que se manifiesta en la bondad una vida animada por la caridad.
“Agradezcamos al Señor que nos ha permitido completar, una vez más, este camino de fe”, dijo el Papa refiriéndose al Año litúrgico, agregando que éste se trata de “un don inestimable, que nos permite vivir en la historia el misterio de Cristo, acogiendo en nuestra existencia personal y comunitaria la semilla de la Palabra de Dios, semilla de eternidad que transforma desde el interior este mundo y lo abre al Reino de los Cielos”.
Seguidamente el Pontífice reflexionó sobre una frase del Evangelio de hoy: “El cielo y la tierra pasarán, mas mi palabra no pasará” resaltando “la expresión ‘cielo y tierra’ es frecuente en la Biblia para indicar todo el universo, la totalidad del cosmos. Jesús declara que todo aquello está destinado a ‘pasar’. Toda la creación está marcada por la finitud: no existe confusión alguna entre creado y Creador, sino más bien una diferencia neta. Así, Jesús afirma que sus palabras ‘no pasarán’, es decir, están de la parte de Dios y por ello son eternas”.