No se puede permitir aplicación de la tortura ni en lucha contra terrorismo, dice Obispo

El Obispo de San Sebastián, Mons. Juan María Uriarte, advirtió este miércoles que "ni siquiera para atajar el mal abominable del terrorismo sería permitida, en ningún caso, la aplicación de la tortura".

Asimismo señaló que frente a quienes puedan caer en la "tentación de solventar las sensibles diferencias políticas existentes" en Euskadi mediante "la simple aplicación de la Ley vigente", la comunidad cristiana, consciente de que los conflictos de cualquier tipo "se resuelven auténticamente mediante la palabra, practicará y reclamará el diálogo como camino ineludible hacia la paz".

Mons. Uriarte se refirió en estos términos durante la tradicional Eucaristía en honor de la Virgen de Arantzazu, patrona de Gipuzkoa, que se celebró hoy en el Santuario de Arantzazu, en la localidad guipuzcoana de Oñati, y a la que asistieron numerosos fieles y representantes institucionales, como el diputado general del territorio histórico, Markel Olano, o la consejera vasca de Justicia, Idoia Mendia, entre otros.

En su homilía, el Obispo de San Sebastián señaló que en una época en la que "la desesperanza sobre nuestro futuro como comunidad política acecha a muchos" es "preciso insuflar en nuestro alrededor una esperanza" que "tiene su fundamento en que Dios nunca nos deja de su mano".

"Cuando los conflictos en la calle parecen haberse recrudecido" se hace "necesaria una postura de firme y rotunda repulsa de esta oleada destructiva y postular de los poderes públicos una respuesta adecuada y comedida, siempre respetuosa de todos los derechos humanos de la persona, de los que no pueden ser privados ni los más acendrados delincuentes", afirmó.

El Obispo destacó que en un tiempo en el que, "fácilmente podemos someter nuestros criterios morales a las exigencias de la utilidad de la política partidista", es "preciso afirmar muy claramente que para una moral inspirada en el humanismo evangélico el crimen más grave consiste en matar".

En este sentido, advirtió que "ni siquiera para atajar el mal abominable del terrorismo sería permitida en ningún caso la aplicación de la tortura".

De esta forma, en una coyuntura en la que "se percibe la tentación de solventar las sensibles diferencias políticas existentes" mediante "la simple aplicación de la Ley vigente", señaló que la comunidad cristiana, consciente de que los conflictos de cualquier tipo "se resuelven auténticamente mediante la palabra, practicará y reclamará el diálogo como camino ineludible hacia la paz".