Desde hace seis años, decenas de jóvenes voluntarios católicos llevan alimento y asistencia espiritual a cientos de personas en extrema pobreza que habitan las calles a través de la iniciativa solidaria "Pan para mi hermano" del Movimiento de Vida Cristiana.
El diario Expreso recogió el testimonio de los voluntarios y destacó la juventud de sus responsables así como la eficacia del proyecto que ya cuenta con seis grupos en toda la ciudad.
Uno de los coordinadores es Álvaro Florez Rojas, un estudiante de negocios y marketing, que todas las semanas llega a la mitad de la cuadra de 10 de Agosto, entre García Avilés y Boyacá, en Guayaquil, con unos 50 voluntarios para atender a 300 personas, principalmente ancianos y niños que viven en las calles.