El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, agradeció a Dios por permitirle estar con su madre en los últimos momentos de su vida, y destacó el apoyo que ella le dio en su vocación sacerdotal.
"Siendo una mujer de fe, entendía que el don de un hijo sacerdote merecía todo tipo de sacrificios. Mi madre ha sido siempre una gran ayuda, nunca un obstáculo para mi ministerio. Ella recibió con alegría la noticia de mi elección para el episcopado. Se sentía muy contenta de tener un hijo cura, que después ha sido obispo", expresó el Prelado en una carta.
En el texto, Mons. Fernández relató que tras la muerte de su padre, hace 17 años, "comprendí que Dios quería que atendiera también a mi madre, y la traje a vivir conmigo. En muchos momentos he tenido que armonizar estas dos obligaciones: atender el ministerio como tarea primordial y cuidar de mi madre, como gesto de gratitud y de piedad, que agrada a Dios".