En el encuentro que sostuvo en Darlinghurst, con los jóvenes que hacen parte del programa "Alive" (Vivo) de la Universidad de Notre Dame en Sydney, el Papa Benedicto XVI advirtió cómo muchas veces los jóvenes adoran falsos dioses como los bienes materiales, el amor posesivo y el poder. Ante ellos la verdadera respuesta de felicidad es el amor a Dios y a los demás.
El Pontífice precisó que si bien "los bienes materiales son buenos en sí mismos", sucede que "en nuestra sociedad materialista, muchas voces nos dicen que la felicidad se consigue poseyendo el mayor número de bienes posible y objetos de lujo. Sin embargo, esto significa transformar los bienes en una falsa divinidad. En vez de dar la vida, traen la muerte".
Seguidamente y tras precisar que "el amor auténtico es evidentemente algo bueno" y que "satisface nuestras necesidades más profundas y, cuando amamos, somos más plenamente nosotros mismos, más plenamente humanos", Benedicto XVI advirtió que sin embargo resulta fácil "transformar el amor en una falsa divinidad. La gente piensa con frecuencia que está amando cuando en realidad tiende a poseer al otro o a manipularlo. A veces trata a los otros más como objetos para satisfacer sus propias necesidades que como personas dignas de amor y de aprecio".