El Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, Mons. José María Arancedo, recordó que el Día del Trabajador coincide con la celebración de San José Obrero, Patrono de los Trabajadores, y señaló que "el valor del trabajo radica, precisamente, en que es el hombre quien lo realiza".
"El trabajo no es un objeto más, sino expresión y condición del desarrollo espiritual y social del hombre. Cuando se olvida esta relación primaria del trabajo con la dignidad del hombre, pierde su riqueza cultural y valoración moral", advirtió en una reflexión sobre el 1 de Mayo.
El Prelado sostuvo que "al considerar al trabajo sólo desde lo que produce, o como una variable más dentro de una cadena productiva, olvidándose del sujeto que lo realiza, se pierde de vista su referencia de necesidad personal para el hombre, como de vinculación moral para la sociedad. Crear trabajo es signo de una sociedad justa".