Al recibir en audiencia a los participantes del Congreso organizado por la Pontificia Academia para la Vida "Junto al enfermo incurable y el moribundo: orientaciones éticas y operativas", el Papa Benedicto XVI reiteró la doctrina de la Iglesia respecto del tratamiento a los moribundos y el rechazo tajante a toda forma de eutanasia.
El Pontífice destacó "el vasto panorama de vuestras reflexiones, y el interés que éstas implican para el tiempo presente, de manera especial para el mundo secularizado de hoy".
El Papa destacó que cuando una vida se acaba en la ancianidad, al inicio de ésta o en la edad media de un ser humano "no debe verse en ello sólo un hecho biológico que se apaga, o una biografía que se cierra, sino un nuevo nacimiento y una existencia renovada, ofrecida por el Resucitado a quien no se ha opuesto voluntariamente a su Amor".