Al recibir este viernes a los obispos ucranianos del rito greco-católico, el Papa Benedicto XVI dio gracias a Dios por el encuentro, que tiene su más reciente precedente en 1937, y que durante siete décadas fue imposible por la supresión de este rito católico por el régimen comunista soviético.
Los obispos ucranianos del rito greco-católico –que siglos atrás abandonó la Iglesia ortodoxa para regresar a la comunión con la Sede de Pedro– concluyeron esta semana su primera visita "Ad Limina".
El Pontífice señaló que "graves y objetivas razones os ha impedido realizar juntos esta peregrinación a la Sede de Pedro", dijo el Santo Padre, quien recordó que ahora que vuestras iglesias han recuperado la plena libertad, estáis aquí representando las comunidades renacidas y vibrantes de fe, que jamás han dejado de sentirse en plena comunión con el Sucesor de Pedro".