Al presidir esta tarde en el Santuario de Mariazell las vísperas de la Natividad de la Virgen María con los sacerdotes, religiosos, diáconos, seminaristas y personas de vida consagrada, el Papa Benedicto XVI reflexionó en los consejos evangélicos de la obediencia, el celibato y la obediencia proponiéndolos como camino para vivir un amor desinteresado por los seres humanos.
“Vosotros, queridos sacerdotes, religiosos y religiosas, también ofrecéis una contribución importante: en medio de toda la codicia, del egoísmo de no saber esperar, del anhelo de consumo, en medio del culto al individualismo, nosotros buscamos vivir un amor desinteresado por los hombres”, apuntó el Santo Padre.
Al meditar sobre estos consejos, el Pontífice subrayó que quien quiere seguir a Cristo radicalmente, debe renunciar con decisión a los bienes materiales. Para todos los cristianos, pero especialmente para los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, para cada individuo como para las comunidades, la pobreza y los pobres deben ser siempre motivo de un serio examen de conciencia.